22 oct. 2019 Ruta Arroyo Frio en Santiago-Pontones
Excursión Fonseca- El Cerezo
El pasado domingo realizamos una de las rutas más bonitas de nuestro pueblo: Puente Fonseca-El Cerezo.
La salida la realizamos desde el mismo puente. Hay una pequeña anchura donde se pueden dejar los coches, en ese puente esta la demarcación de las provincias de Jaén y Granada.
Inicio de la ruta a las 9 horas.
En estas fechas, entrando en el otoño, pensamos que es una de las mejores estaciones para hacer la ruta hasta El Cerezo. Y podríamos decir que el invierno con sus hielos es la menos adecuada.
Al adentrarnos en el cañón, donde está enclavado el rio, el cual, es el culpable de sus caprichosas formas realizadas con el paso de los años, y mucha paciencia por parte de unas aguas, que saben de antemano, que solo es cuestión de tiempo el ganarle la partida a una tierra castigada por su erosión.
Cuando llevamos no mucho tiempo caminando, siguiendo las señalizaciones y las flechas marcadas en las piedras nos encontramos uno de los molinos, harineros en sus orígenes, que ya en el siglo XX se convirtieron en pequeñas fábricas de energía eléctrica. Paramos para poder disfrutar de ese sitio bucólico, antaño lleno de vida humana, gran productor de energía. Y ahora, en sus peores tiempos, marcando el devenir de la España vaciada.
Nos ponemos en marcha y continuamos rio a arriba, cruzando a una ribera y otra por unos puentes rudimentarios, donde se prioriza más lo práctico que lo estético, lo esencial que la parte estética. Como casi todo en la Sierra Segura.
Alrededor de una hora de caminar ya nos encontramos con la unión de Arroyo Frio y el rio de la Matea, donde continuaremos el rio de la izquierda.
Pasamos las Huelgas de Miñarro, donde su propio nombre indica: es un ensanche del cañón. La entrada de sol nos invita a descansar un poco y comer algo. Nos queda, más o menos, la mitad de la ruta.
Al ponernos en ruta otra vez, lo primero que vemos en el lado izquierdo es el abandonado “Cortijo Goterón”, donde dos caballos, tan bellos como Bucéfalo, pastan a sus anchas libres por los piazos abandonados. ¿Nos preguntamos de que escapaban los hombres de estas tierras tan bellas? ¿Del hambre?? Es posible. Hay veces que los cambios no siempre son para mejor.
Bueno, los paisajes nos hacen ponernos demasiado nostálgicos. Continuamos rio arriba y al cabo de muy poco tenemos ante nosotros el propio nacimiento de Arroyo Frio. Cargamos nuestra cantimplora de agua fresca del nacimiento y a seguir. En pocos metros más arriba nos encontramos con otra unión. La rambla que viene de Don Domingo y de los Campos de Hernán Perea.
A partir de ahí, el cañón por donde pasa el rio que seguimos, ahora convertido en Arroyo Venancia (viene del Picón del Galayo) se estrecha muchísimo y desaparecen las riberas de los lados, obligándonos a ir por dentro del mismo, prácticamente escalando sus grandes piedras en busca de Loma Gerica (aldea abandonada). Esta parte ultima, después del nacimiento de Arroyo Frio, cuando el Arroyo Venancia lleva agua es mejor no hacerlo. Nosotros tuvimos suerte que estaba seco.
Una vez llegados a la “era” de la Loma Gérica ya divisamos la carretera que nos lleva a El Cerezo, nuestra aldea y donde en el Bar La Sara nos esperaba con sus botellines de cerveza frescos, como las aguas de los ríos que hemos pasado.
Recordad que esta ruta, que dura unas 4 horas, y que no es circular, no se debe hacer ni con mal tiempo ni en pleno invierno.
¡Disfrutad de la Sierra Segura tanto como podáis!!!